El problema fundamental de la grabación de video es el gran ancho de banda de esta señal. La respuesta necesaria en frecuencia viene determinada por dos factores: el número de líneas del sistema de TV -525 ó 625- y la frecuencia de imágenes -30 ó 25 imágenes por segundo-.
Para registrar totalmente la información disponible se requiere un ancho de banda de 5 MHz. Si comparamos esto con el ancho de banda necesario para la grabación de señales de audio que varía entre 20 y 20 kHz en función de la calidad requerida, nos daremos cuenta de la magnitud del problema. El mayor obstáculo para desarrollar un magnetoscopio era el proporcionar una velocidad de escritura lo suficientemente alta como para permitir la grabación de las altas frecuencias previstas en la señal de video. La relación entre la velocidad de la cinta respecto a la cabeza, la respuesta a la frecuencia de la señal y la longitud de onda resultante de la señal grabada es directamente proporcional a dicha longitud de onda e inversamente proporcional a la frecuencia/velocidad de arrastre de la cinta.
Para poder reproducir la señal de la cinta es necesario que el entrehierro de la cabeza de reproducción sea más pequeño que la longitud de onda de la señal grabada. Cuando dicha longitud de onda es igual al entrehierro de la cabeza, la salida es nula, ya que las unidades opuestas de la aparecen a la vez en el entrehierro y sus efectos se anulan. Existe un límite físico, pues, para el tamaño mínimo del entrehierro y, si han de grabarse frecuencias de hasta 5 MHz, había que encontrar un método para conseguir una velocidad relativa cabeza/cinta alta que fuera mecánicamente controlable con gran precisión y que empleara una cantidad de cinta razonable para grabaciones de al menos una hora de duración.
La velocidad de cinta debía de ser de unos
1.2.6. Breve desarrollo histórico de la grabación en vídeo.
La tecnología actual de grabación de video es el resultado de una mejora continua de óxidos y cintas de video, materiales y tecnología de las cabezas, sistemas de servo, procesadores digitales, etc.. El primer equipo de grabación magnética que tuvo éxito fue el Telegraphone, patentado en 1900 en EE.UU por Valdemar Poulson. Seis años más tarde Poulson, en colaboración con Penderson, descubre que magnetizando el hilo de acero sobre el que grababa el Telegraphone, se obtenía una señal mejorada, aumentando el nivel de ésta y reduciendo la distorsión, pero la relación señal-ruido aún es demasiado baja. En 1927 Carlson y Carpenter mejoran los resultados anteriores polarizando el hilo con corriente alterna. Al año siguiente en Alemania, Pfleumer patenta un método para grabar sobre una cinta de plástico recubierta de un material magnético en polvo. Nace así la primera cinta magnética. En 1935 comienza a utilizarse óxido ferroso como material magnético y la empresa alemana AEG presenta el primer magnetófono de cinta magnética.
Durante la segunda Guerra Mundial se desarrolla aún más esta tecnología con mejoras en la fabricación de las cintas y la introducción de los amplificadores de válvula electrónica. A partir de 1950 comienzan los estudios sobre cómo grabar una señal de video pero se plantean dos grandes problemas: la necesidad de grabar altas frecuencias y la obtención de una velocidad de grabación suficientemente rápida.
En 1971 se realizan las primeras pruebas de grabación digital en video. En 1977 se presenta el primer magnetoscopio digital con formato de grabación helicoidal que empleaba cinta de
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