Aunque sus orígenes son de un formato de rodaje espectacular, su configuración especial hizo que no tuviese una gran aceptación; a diferencia de los formatos tradicionales, el VistaVision utiliza película en horizontal, tal y como hace la fotografía de
Los formatos cinematográficos llamados anamórficos son otra opción a la hora de generar imágenes con elevadas relaciones de aspecto sin disminución de la altura del fotograma. La solución para registrar una imagen muy alargada en un fotograma más cuadrado es, obviamente, la compresión de dicha imagen; este proceso, realizado por una óptica especial, recibe el nombre de anamorfización o anamorfizado. Así, la imagen registrada está comprimida en horizontal, y tiene una relación de aspecto real superior a 2:1. En la proyección será necesario utilizar un objetivo que desanamorfice las imágenes. He aquí algunos ejemplos:
• Cinemascope: desarrollado en 1953, es el más conocido entre este tipo de formatos -que se denominan, por extensión, escópicos-.
Utiliza lentes anamórficas con una relación de aspecto de 2,35:1, aunque el fotograma de registro tiene unas dimensiones de
21,94X18,59 mm y un paso convencional de 4 perforaciones.
• Cinerama: desarrollado en 1952, tenía un fundamento más complejo que el Cinemascope. Utilizaba tres películas simultáneamente,
en rodaje y en proyección, con orientación vertical y un fotograma anamórfico casi cuadrado de 25,30X28,35 mm -más alto que ancho-,
relación de aspecto de 2,65:1 y un paso de 6 perforaciones. Los elevados costes y la complejidad de la proyección, con tres imágenes
cosidas en pantalla, limitaron muchísimo su utilización.
• Todd-AO: este formato, de 1955, era anamórfico en proyección. Como formato de rodaje utilizaba película de
esféricas y una relación de aspecto de 2,21:1 y paso de 5 perforaciones; en proyección, se reducía y anamorfizaba sobre positivo de 35
y paso de 4 perforaciones, con relaciones de aspecto entre 2,21 y 2,35:1.
Con la llegada de las técnicas digitales aplicadas al cine, se ha empezado a considerar la sustitución de los sistemas tradicionales de proyección por sistemas de proyección digital. El principal argumento esgrimido por los defensores de la proyección electrónica es la rápida merma de calidad de las copias de exhibición en los cines que, tras un par de proyecciones, comienzan a verse sucias, rayadas, borrosas, etc... En muchas ocasiones esto no se debe tanto a la copia como a un proyector en pésimas condiciones.
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